Pilotos heroicos hay muchos a lo largo de la historia. Podemos ver décadas atrás cómo algunos incluso perdieron la vida, pero no siempre tenemos que vivir una catástrofe para hablar de heroísmo. Por suerte, el pilotaje de aviones comerciales nos ha dejado proezas donde no ha habido que lamentar víctimas, aunque no siempre habrás visto finales felices.
Cuando pilotos heroicos logran perpetuar sus hazañas
Los que a continuación te mostramos podríamos calificarlos como los mejores pilotos de la era moderna. Las circunstancias que tuvieron que pasar, fortuitas en muchas ocasiones, hicieron que brillaran ante la adversidad. A continuación, te contamos historias reales ocurridas en el mundo de la aviación. Estos pilotos modernos pudieron mantener la sangre fría para salvar a los pasajeros y a la tripulación, cuando parecía imposible lograrlo.
Damir Yusupov, piloto del vuelo A321
El vuelo A321 de la compañía Ural Airlines realizaba un vuelo comercial de Moscú (Rusia) a Simferopol (Crimea). Llevaba 226 pasajeros, más 7 tripulantes. El 15 de agosto de 2019 despegó del aeropuerto Zhukovsky. Cuando apenas había superado los 243 metros de altura, la tripulación se percató de la pérdida de uno de los motores.
El piloto sabía que cada decisión que tomara debía ser rápida. En un primer momento pensó en seguir ascendiendo para estabilizar la aeronave. Pero, acto seguido, el segundo motor mostró una falla, comenzando a pararse.
El diagnóstico ante los dos motores inservibles era claro: habían colisionado con aves. En la mente de cualquier tripulante podía llegar el recuerdo de lo acontecido en el río Hudson, en 2009. La diferencia era la poca altura alcanzada por el aparato y la necesidad de llegar a una determinación temprana.
Para Damir Yusupov estaba claro lo que debía hacer. Ya lo había practicado en simuladores de vuelo. Consiguió planear el avión, sabiendo que llevaba el tanque cargado de combustible. Cualquier error podría hacer que el aparato explotase.
Por suerte, el destino y los conocimientos de este experimentado piloto, le hicieron dirigirse a un campo de maíz. La humedad de la siembra y la destreza de Yusupov hicieron lograr un aterrizaje perfecto. Aunque hubo entre los pasajeros algunas contusiones, todos consiguieron sobrevivir.
Por esta hazaña, el piloto Damir Yusupov fue reconocido como héroe nacional, siendo debidamente condecorado.
Chesley Sullenberger y el milagro del río Hudson
El 15 de enero de 2009, el vuelo AWE1549 de la compañía US Airways despegaba de Nueva York. Su destino era la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte.
A los dos minutos del despegue, tras alcanzar los 850 metros de altura, choca con una bandada de gansos. El resultado es la pérdida de sus dos únicos motores y el comienzo de una caída en picado. Transportaba 150 pasajeros y 5 tripulantes.
En el momento en que la tripulación detecta la emergencia, piloto y copiloto deciden poner en práctica un aterrizaje forzoso. Tras observar la imposibilidad que tenía el aparato para llegar a los aeropuertos más cercanos, buscan otras soluciones.
La única opción que encontró el comandante fue amerizar sobre el río Hudson, que se encontraba parcialmente congelado. A una temperatura de 6 grados bajo cero, el piloto avisó a los pasajeros para que se prepararan para el impacto.
La experiencia del comandante logró un amerizaje suave en el río Hudson. Previamente advertidos, los equipos de emergencia pudieron llegar a tiempo barcos para sacar a los pasajeros del agua.
Tal fue el impacto de esta noticia en la sociedad estadounidense, que hasta la gran pantalla le dedicó una película. Sin duda, el comandante Sullenberger está considerado uno de los mejores pilotos.
Stefan G. Rasmussen, Ulf Cedermark y Per Holmberg
El 27 de diciembre de 1991, el vuelo 751, perteneciente a la compañía Scandinavian Airlines sufrió una avería en pleno trayecto. La acumulación de hielo en el aparato, no advertida debidamente, puso en peligro a 122 pasajeros y a 7 tripulantes.
El piloto Rasmussen y el copiloto Cedermark tuvieron la suerte de contar con un pasajero experimentado, también piloto, Per Holmberg. Desde Estocolmo, debía llegar a Varsovia. El hielo acumulado en las alas, fue absorbido por los motores en pleno vuelo. Estos terminaron perdiéndose a 980 metros de altura, cuando apenas se alcanzó un minuto en el aire.
Los pilotos consiguieron estabilizar el aparato, descendiendo en un primer momento el morro del avión. El primer objetivo era hacer que el avión pudiera planear. Tras descender hasta los 270 metros, el piloto tomó la decisión de aterrizar de emergencia sobre un bosque.
La cola impactó primero contra el suelo, mientras que los árboles sirvieron para contener al avión. Este terminó por partirse en tres. Pero, gracias a las maniobras de los pilotos, no hubo pérdidas humanas, aunque sí bastantes heridos. Sin la destreza de estos heroicos pilotos modernos, estaríamos ante un gran desastre.
Se han dado muchas historias de pilotos heroicos a lo largo de la historia. Por suerte, puedes oír noticias actuales con finales sorprendentes, afortunadamente verídicas.
Faltaria mencionar al capitan Tadeusz Wrona, el cual consiguió aterrizar un Boeing 767 sin tren de aterrizaje en Noviembre de 2011.
¡Gracias por el aporte Noel! Toda una hazaña sin duda.